MENSAJE PARROQUIAL
Mientras los bendecía, fue llevado al cielo.

La última imagen del Evangelio que Lucas nos deja es la imagen de un Jesús que “levantando sus manos, los bendijo”. Bendijo a sus discípulos. A nosotros, que le pertenecemos.
Una bendición que significa vida, paz, comunión con él. Una bendición que desciende sobre nuestras crisis y enfermedades, sobre nuestros anhelos y heridas, sobre nuestros buenos propósitos.
Jesús vuelve al cielo, luego de cumplir con su misión aquí en la tierra, bendiciendo
No juzgando, mucho menos condenando.
Y los discípulos tienen que volver a partir, a comenzar como testigos de cosas increíbles.
La nueva frontera serán los caminos de la historia, los confines del mundo.
Con la fuerza de su bendición, con tal que la acojamos; ya que el don es don sólo desde el momento en que uno lo acoge, lo hace suyo.


Panorámicas de Güendá y misa celebrada con los comunarios de La Cancha. Ilustran la actividad pastoral de la parroquia en las comunidades campesinas de la provincia Sara.