Mensaje Parroquial
Nuestro Dios no es un dios mudo. Dios habla, los cielos no están vacíos. Dios rompe el silencio, llama a la puerta de mi vida. Yo soy un llamado. Cristianos son los que escuchan la voz de Dios: “mis ovejas escuchan mi voz”.
Escuchar a una persona es el primer acto de amor, es decirle: Tú vales, eres importante para mí.
Es la mejor manera de relacionarse de aquellos que se aman: se escuchan y se reconocen. Escuchar es el comienzo también de la oración.
En la iglesia todo tiene que partir de la escucha de la Palabra de Dios.
Toda la Biblia está llena de los llamados de Dios: “Escucha, Israel”… “Si tú escucharas mi voz…”
La Madre de Jesús es nuestro modelo: ella escuchaba y meditaba en su corazón la Palabra.
Gracias, Señor; no te canses nunca de llamarme, aunque yo tarde en responderte.
SDB Aquilino Libralón, párroco de Portachuelo